jueves, enero 13, 2011

Descargas gratis: Miedos, envidias y efectos colaterales

Reflexiones acerca del artículo "La cena del miedo (mi reunión con la ministra Sinde)" publicado el 12 de enero de 2011 por Amador Fernández-Savater en el blog de la editorial Acuarela Libros

http://www.elpais.com/articulo/cultura/cena/miedo/reunion/ministra/Sinde/elpepucul/20110112elpepucul_8/Tes

Se puede discutir el precio excesivo del cine, los libros, o el canon digital. Pero una injusticia no genera "derechos" nuevos que uno se inventa al libre albedrío, los derechos los definen los representantes del pueblo. Algunos usuarios dicen "Con una vez que vaya al cine me considero con derechos plenos de bajarme otras 10 películas gratis. Los ladrones son ellos."

Yo estoy en contra del canon, en contra de la SGAE y de esos precios abusivos de cine y música, y también descargo y copio archivos, SIN EMBARGO observo que a pesar de ser por ahora legal, no es sostenible de forma gratuita y justo tampoco. La enorme facilidad e impunidad empuja los límites de la ética hacia nuevas cotas y NOS CREEMOS que lo que hacemos no sólo está bien, sino que es la única forma de equilibrar la balanza de la justicia.

Resulta que la injusticia que a nadie parece molestar, es la más injusta de todas, el efecto colateral: un webmaster que SE ENRIQUECE via publicidad gracias a nuestra nueva ética de descargas y streamings rápidos, fáciles, legales, impunes y gratuitos. Un webmaster (y sus colaboradores) que NADA tiene que ver con el proceso de creación ni la distribución legal de la obra, sino todo lo contrario, está inmerso en una trama ILEGAL de capturadores de audio y/o vídeo -los screeners- subvencionada indirectamente por nosotros, los borregos que consumimos ese material sin molestarnos en conocer su origen y sus consecuencias y nos autojustificamos con mentirijillas que convencen sin dificultad a nuestra propia moral.

Reconozcámoslo, esas películas o esas canciones son atractivas, NOS INTERESAN, sino no las descargaríamos. Llamar "élite" a los autores es síntoma claro de envidia, y no necesariamente de injusticia. Lo JUSTO y lo CORRECTO sería que las obras audiovisuales -tanto en formato digital como en "analógico"- estuvieran a disposición de los usuarios a un precio muy reducido (y de paso con mucha mejor calidad), y que ese precio fuera canalizado de alguna forma hacia los autores/distribuidores de una forma acordada por todos los agentes.

No es una utopía. No es una panacea. Existe en otros países y es la única solución honesta. Pero estaría condenada a morir antes de nacer, si no se acotase mediante leyes esa facilidad de intercambio y descarga impune y gratuita de obras protegidas.

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